jueves, 25 de julio de 2013

FUTURO DE LAS INVERSIONES EN IBEROAMÉRICA

¿Estarán las mayores economías de América Latina en condiciones de seguir con su fuerte crecimiento económico? ¿Qué oportunidades de inversiones parecen más sostenibles en los próximos años? Durante la Conferencia sobre América Latina 2013, de Wharton, un conjunto de representantes de cuatro de las mayores empresas de investigaciones de la región dieron algunas respuestas a esas cuestiones fundamentales.
Los siguientes consultores participaron en el evento:
• Alberto M. Ramos, jefe del equipo de investigación económica para América Latina de la división de investigación de inversiones globales de Goldman Sachs.
• Luis Oganes, jefe de investigación para América Latina del grupo de investigaciones de mercados emergentes de J. P. Morgan.
• Alberto Ardura, jefe de mercados de capitales y soluciones en tesorería para América Latina, Deutsche Bank, AG.
• José María Farres, director gerente de LATAM, ventas a inversores, del Citi.
 
En sus comentarios introductorios, Ramos, de Goldman Sachs, dijo que la "perspectiva para América Latina a corto y medio plazo es relativamente buena", pero añadió que "hay mucha heterogeneidad". Haciendo referencia a un tema planteado por los demás ponentes, Ramos añadió: "América Latina puede estar llegando a una bifurcación que la situará ante dos caminos diferentes: un grupo de países persiguiendo políticas más ortodoxas y funcionales, y que están en una situación relativamente buena; otro grupo llevando a cabo experimentos populistas y con un rendimiento un poco más problemático". Del primer grupo forman parte Colombia, México, Perú y Brasil, mientras que del segundo forman parte Venezuela, Ecuador, Bolivia y Argentina.
Una oportunidad única en la vida
Es lo que piensa también Ardura, del Deutsche Bank. "Nuestra región ha sido bendecida con una oportunidad única de crecimiento", dijo, pero Venezuela, Bolivia, Argentina y Ecuador están "caminando en la dirección contraria". La perspectiva de "fuerte crecimiento" en el resto del continente es consecuencia, en parte, de la buena suerte —alimentada de la fuerte demanda de commodities por parte de China— y, en parte, de la planificación, dijo Ardura. Los gobiernos de la región "aprendieron con los años de auges y caídas, cuando sus economías entraban en crisis cada cinco o seis años. Eso sucedió, en parte, como resultado de la suerte, de una oportunidad única, y en parte también por el inmenso flujo de capital como consecuencia del ambiente de intereses bajos y de capital barato en busca de oportunidades [...] además del desempeño de las commodities. China elevó los precios de buena parte de las commodities de la región" —del cobre, plata y soja, entre otros— lo que "fue una bendición para nuestras economías".
Recordando la historia reciente del continente, Ramos recuerda que muchos de los países de la región "capitalizaron la oportunidad" de "vencer obstáculos perennes al crecimiento", empezando por los años 90, cuando los precios de las commodities subieron y la liquidez global era abundante. "Ellos usaron esa buena fase para mejorar su política fiscal; reducir el volumen de la deuda y reducir, desde el punto de vista financiero, algunos de los factores que habían hecho que la región fuera extraordinariamente vulnerable a los choques externos. Hoy, tenemos una gran macro resiliencia tanto desde el lado fiscal como del lado monetario, lo que permite que las políticas mitiguen los choques fiscales. Pero la región no está libre de riesgos, ya que los países están integrados en la economía global. Sin embargo, ellos son resilientes y cuentan con espacio suficiente para atenuar el impacto de los choques externos". Al describir el periodo actual como una era de "autocomplacencia", Ramos dijo que, "en un cierto sentido, conseguimos cambiar la naturaleza de la región".
Escasez de inversiones
¿Qué está faltando en ese escenario? Los conferenciantes invitados dijeron que la inversión en la región es insuficiente, difícilmente llega a más del 20% del PIB nacional. En una época en que China invierte más del 40% de su PIB, economías emergentes como la de Colombia y Perú invierten entre un 26% y un 28% de su PIB. Brasil es el ejemplo por excelencia de un país donde la inversión es insuficiente. El crecimiento tiene que ver con acumulación de capital, dijo Ramos. "Si no invierte, no crece. En Brasil, los niveles de inversión son insuficientes" para preservar los niveles elevados de crecimiento. "El desafío es reformar; elevar el crecimiento de la productividad, abrir el comercio. Necesitamos capital para invertir más [...] No es una agenda simple, pero es muy conocida. No tenemos que reinventar la rueda".
Desde el punto de vista positivo, "conseguimos reducir la volatilidad", una clara indicación de que la "región hoy es una micro realidad mucho más estable" que en el pasado, dijo Ramos. "Tenemos que producir tasas elevadas de crecimiento, como hacen hoy China e India; pero, eso no es una tarea fácil, dado que hay cuestiones estructurales que vencer. La región aún está pasando por reformas, pero hay impedimentos estructurales pendientes".
Oganes, de JP Morgan, dijo que el potencial de crecimiento de América Latina este año es bastante saludable, de un 3,8% a un 3,9%, frente a cerca de un 2,5% en 2012. "Cifras así se pueden mantener sin presionar mucho la inflación". Los economistas divergen en sus previsiones sobre Brasil, la mayor economía de la región, y prevén un 3,5% en el segmento inferior de la economía y cerca de un 4% en el superior. Según Oganes, "eso es bueno para nosotros, pero no debemos sentirnos muy animados: la marea es bastante favorable para nosotros actualmente. Hay mucha liquidez, dinero barato para cualquier cosa. Pero la marea puede bajar, y eso puede coger a muchos países desprevenidos".
Oganes añadió: "El camino por delante no será fácil, pero América Latina continúa atrayendo capital. La región aún disfruta de un gran impulso gracias a los precios de las commodities. Nadie espera que el petróleo retroceda hasta US$50 o US$60. Probablemente continuará en valores próximos a los actuales, y los precios de otras commodities seguirán siendo elevados. Las condiciones seguirán siendo buenas. Lo fundamental es garantizar que hagamos los deberes en la región para que saquemos ventaja de la situación".
José María Farres, del Citi, enfatizó la importancia de que se hagan reformas estructurales como, por ejemplo, la modernización de la infraestructura brasileña, y la reestructuración de los sectores de telecomunicaciones y de energía en México este año. Farres destacó que la tasa potencial de crecimiento de México del 3,5% contrasta con su tasa anual media de crecimiento de sólo un 1% en el transcurso de los últimos diez años. El hecho de que México está creciendo a dos puntos porcentuales por debajo de su tasa de crecimiento potencial "muestra que el país tiene problemas". Él añadió que poner en práctica esas reformas es un "desafío" debido a la oposición política, pero es "imprescindible" que México las haga.
Aunque los participantes en el panel concuerden que la demanda de exportaciones de commodities de América Latina haya desempeñado un papel significativo en el mantenimiento del crecimiento económico de la región, no hay concordancia en relación al posible impacto sobre los países de una probable desaceleración en la economía china. Ardura dijo que el escenario político de la región está caracterizado por tres tipos de países.
 
El primero es el de las "jóvenes democracias, algunas de las cuáles no son democracias de hecho". Forman parte de ese grupo Chile, Colombia y México.
 
El segundo grupo de países tiene gobiernos caracterizados por una combinación de populismo y pragmatismo en lo tocante a cuestiones económicas. Pertenecen a ese grupo Perú —liderado por el presidente Ollanta Humala— y Brasil, con la presidente Dilma Rousseff.
 
Forman parte del tercer grupo aquellos países que "tomaron las peores decisiones posibles" a favor del populismo, lo que llevó a resultados económicos pobres: Venezuela, Argentina, Bolivia y Ecuador. Oganes dijo que la situación en cada uno de esos países es, en cierta manera, única. "La importancia de la muerte de Hugo Chávez está en el hecho de que él era líder del club de los deudores de América Latina, con su habilidad de financiar a los países y de apoyarlos políticamente". Y añadió: "Con su generosidad, apoyó al resto de países —como Cuba, Bolivia y Ecuador— creando un bloque de naciones consideradas una alternativa a países mucho más conservadores y ortodoxos".
¿El fin de los favores?
Oganes cree que un número cada vez mayor de venezolanos "se opondrá al uso de la generosidad en beneficio de otros pueblos". Y añadió que "la influencia de ese bloque —su peso político— probablemente comenzará a declinar, de manera que veremos, en el transcurso de los próximos cinco años, una convergencia mayor" entre el bloque liderado por Venezuela y el resto de bloques de países que están abiertos al comercio internacional y a la inversión directa externa. "Sucederá tarde o temprano, porque no pueden continuar haciendo lo que han hecho". Hasta hace algunos años, Venezuela y Argentina disfrutaban de una buena tasa de crecimiento sostenida por los precios crecientes de las commodities. Últimamente, sin embargo, el crecimiento en Venezuela y en Argentina ha sido muy lento. A corto o a largo plazo, esos países se verán forzados a confrontar la realidad.
Más escéptico, Farres dijo que "política y reforma estructural de largo plazo no son buenas compañeras". En otras palabras, las consideraciones políticas han obstaculizado la capacidad de ciertos gobiernos latinoamericanos de introducir plenamente las reformas sociales y económicas necesarias. "Un buen ejemplo de eso es México", dijo Farres. Allí, explicó, fueron necesarios de 20 a 25 años para hacer reformas en sectores como el de las telecomunicaciones, educación y energía, a pesar de un amplio consenso público de que tales reformas eran necesarias. En Brasil, los políticos aún "no se han dado cuenta de que tienen que trabajar a largo plazo para que haya bienestar", y no a corto plazo, añadió Farres. Por todo el continente, dijo Ardura, "los gobiernos necesitan sacar provecho de ese ambiente para hacer, de hecho, reformas estructurales de largo plazo, principalmente ahora que un número mayor de personas está en la escuela o está entrando en el mercado de trabajo. Tenemos que crear oportunidades para esas personas para que participen, de hecho, en la clase media en expansión [...] Los gobiernos necesitan sacar provecho de esa tendencia demográfica para cambiar el curso de nuestras economías, de manera que puedan dejar de ser economías basadas en commodities y se transformen en países de economías más desarrolladas donde la clase media pueda florecer".

¿Una dependencia exagerada de las commodities?
La demanda de exportaciones de commodities de América Latina se sostuvo gracias a la economía en expansión de China, dijo Organes. China se convirtió en el socio comercial más importante de Brasil, Chile y Perú, y el segundo mayor socio económico de Colombia y de México.
Por lo tanto, lo que suceda en China, afectará a América Latina. "Así, es importante que América Latina no dependa de las commodities". Oganes dijo que hay otro tipo de riesgo en el horizonte: la mayor parte del crecimiento chino ocurre por la expansión de la inversión, y no del gasto del consumidor. Si, tal y como todos esperan, China hiciera la transición hacia el crecimiento basado en el consumo, los países de América Latina que dependen de la exportación de sus commodities a los chinos pueden verse amenazados. "Si eso sucede, es mejor que América Latina esté preparada", dijo Organes, porque "los países de la región ya no venderán tanto a China, y los precios globales de esas commodities no serán tan elevados" como resultado de eso. "Por tanto, vamos a aprovechar la fiesta".
Ramos estuvo en desacuerdo con parte del análisis hecho. "Hay algo de exageración en lo que se dice de China", observó, insistiendo, en lugar de eso, que aunque la transición de la economía china hacia una economía de consumo pueda contribuir a la reducción de los precios de las exportaciones de commodities latinoamericanas, tales caídas de precios no deberían suceder de forma inmediata. Si sólo un 45% del PIB chino procede de inversiones —y no el nivel actual del 65%—, entonces China "aún podrá hacer muchas inversiones" con todo ese dinero. Incluso en ese caso, China aún importaría un volumen suficiente de commodities de América Latina que elevarían sus precios. En vez de lamentar la dependencia latinoamericana de las commodities, dijo Ramos, "es bueno que América Latina dependa de ellas. Lo importante es la forma en que se administra eso, no el hecho de que haya tal dependencia. Es preciso saber administrarla bien".
 

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